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Mensajes de la santísima Virgen María Reina de la Paz, Medjugorje, Bosnia & Herzegovina


Mensajes de la santísima Virgen María Reina de la Paz, Medjugorje, Bosnia & Herzegovina dados el día 25 de cada mes a la vidente
MARIJA PAVLOVIC - LUNETTI

Año 1987

MARIJA PAVLOVIC - LUNETTI

1 de enero de 1987
“¡Queridos hijos! Hoy deseo invitarlos a todos a que en este nuevo año vivan todos los mensajes que les doy. Queridos hijos, sepan que por ustedes me he quedado aquí tan largo tiempo, para enseñarles cómo dar los pasos en el camino de la santidad. Por eso, queridos hijos, oren sin cesar y vivan todos los mensajes que les doy, porque lo hago con gran amor hacia Dios y hacia ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

8 de enero de 1987
“¡Queridos hijos! Deseo agradecerles cada respuesta a mis mensajes. Especialmente, queridos hijos, les agradezco todos los sacrificios y las oraciones que ustedes me han ofrecido. Queridos hijos, de ahora en adelante, deseo darles mensajes ya no cada jueves sino el día 25 de cada mes. Ha llegado el tiempo en que se ha cumplido todo lo que mi Señor ha querido. Desde hoy les daré menos mensajes, pero sigo estando con ustedes. Por eso, queridos hijos, les ruego que escuchen mis mensajes y los vivan para que yo pueda guiarlos. ¡Queridos hijos, gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de enero de 1987
“¡Queridos hijos! Quiero invitarlos a que desde hoy vivan una vida nueva. Queridos hijos, deseo que comprendan que Dios ha elegido a cada uno de ustedes como instrumento para su plan de salvación de la humanidad. Ustedes no pueden comprender cuán gran es su papel en el plan de Dios. Por eso, queridos hijos, oren para que en la oración puedan comprender el plan de Dios para ustedes. Estoy con ustedes para que puedan realizarlo plenamente. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de febrero de 1987
“¡Queridos hijos! Hoy deseo cobijarlos con mi Manto y conducirlos a todos hacia el camino de la conversión. Queridos hijos, les ruego que entreguen al Señor todo su pasado, todo el mal que se ha acumulado en sus corazones. Deseo que cada uno de ustedes sea feliz, pero con el pecado nadie puede serlo. Por lo tanto, hijos queridos, oren y en la oración conocerán el nuevo camino del gozo. El gozo se manifestará en sus corazones y así podrán ser testigos gozosos de lo que mi Hijo y yo deseamos de cada uno de ustedes. Los bendigo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de marzo de 1987
“¡Queridos hijos! Hoy les agradezco su presencia en este lugar, donde les estoy dando gracias especiales. Los invito a que cada uno comience a vivir la vida que Dios desea de ustedes, y a empezar a hacer buenas obras de amor y de misericordia. No quiero, queridos hijos, que vivan los mensajes y que al mismo tiempo sigan pecando, porque eso no es de mi agrado. Por eso, queridos hijos, deseo que cada uno comience una nueva vida, sin destruir todo lo que Dios obra en ustedes y todo lo que Él les da. Les doy mi bendición especial y permanezco junto a ustedes en su camino de conversión. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de abril de 1987
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a todos a la oración. Sepan, queridos hijos, que Dios les concede gracias especiales en la oración. Por eso, pidan y oren para que puedan comprender todo lo que les ofrezco aquí. Los invito, queridos hijos, a orar con el corazón. Ustedes saben que sin la oración no pueden comprender todo lo que Dios planea para cada uno de ustedes. Por eso, ¡oren! Deseo que a través de cada uno de ustedes se realice el plan de Dios, que crezca todo lo que Dios ha puesto en sus corazones. Por lo tanto, oren para que la bendición de Dios proteja a cada uno de ustedes de todo mal que los amenaza. ¡Yo los bendigo, queridos hijos! ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de mayo de 1987
“¡Queridos hijos! Invito a cada uno de ustedes a que empiece a vivir en el amor de Dios. Ustedes están dispuestos a pecar y a ponerse en mano de Satanás sin reflexionar. Los invito a cada uno a decidirse conscientemente por Dios y contra Satanás. Soy la Madre de ustedes y por eso deseo conducirlos a todos a la santidad completa. Deseo que cada uno de ustedes sea feliz aquí en la Tierra y que esté conmigo en el Cielo. Queridos hijos, este es mi deseo y el propósito de mi venida aquí. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de junio de 1987
“¡Queridos hijos! Hoy les doy las gracias y deseo invitarlos a la paz de Dios. Deseo que cada uno de ustedes experimente en su corazón esa paz que solo Dios da. Hoy quiero bendecirlos a todos; los bendigo con la bendición del Señor y les ruego, queridos hijos, que sigan y que vivan mi camino. Los amo, queridos hijos, y por eso, ya no sé cuántas veces, los invito y les agradezco todo lo que están haciendo por mis intenciones. Les suplico que me ayuden para que pueda ofrecerlos al Señor, para que los salve y los guíe por el camino de la salvación. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de julio de 1987
“¡Queridos hijos! Les ruego que a partir de hoy acepten el camino de la santidad. Los amo y por eso deseo que sean santos. No quiero que Satanás los obstaculice en este camino. Queridos hijos, oren y acepten todo lo que Dios les presenta en este camino, que es amargo; pero a quien comienza a recorrerlo, Dios le revelará toda la dulzura que encierra, de modo que él responderá con gusto a cada llamado Suyo. No den importancia a las cosas pequeñas. Anhelen el Cielo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de agosto de 1987
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a todos a que se decidan a vivir mis mensajes. Dios me ha concedido también en este año, que la Iglesia me ha consagrado, poder hablarles y animarlos a la santidad. Queridos hijos, pidan a Dios las gracias que Él les concede a través de mí. Estoy dispuesta a interceder ante Dios por todo lo que ustedes pidan, porque Dios me ha permitido obtener esas gracias para ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de septiembre de 1987
“¡Queridos hijos! También hoy deseo invitarlos a la oración. Que la oración sea para ustedes la vida. Queridos hijos, consagren su tiempo solo a Jesús y Él les dará todo lo que buscan. Él se revelará a ustedes en toda su plenitud. Queridos hijos, Satanás es fuerte y acecha a cada uno de ustedes para ponerlos a prueba. Oren, y así no podrá hacerles daño ni obstaculizarlos en el camino de la santidad. Queridos hijos, crezcan día a día mediante la oración cada vez más hacia Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de octubre de 1987
“¡Queridos hijos! Hoy deseo invitarlos a que cada uno de ustedes se decida por el Paraíso. El camino es difícil para aquellos que no se han decidido por Dios. Queridos hijos, decídanse y crean que Dios se ofrece a ustedes en toda su plenitud. Ustedes están invitados y es necesario que respondan al Padre que los invita a través de mí. Oren, porque en la oración cada uno de ustedes puede alcanzar la plenitud del amor. Los bendigo y deseo ayudarlos para que cada uno de ustedes esté bajo mi manto. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de noviembre de 1987
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a que cada uno de ustedes se decida nuevamente a abandonarse totalmente en mí. Solo así podré también presentar a cada uno de ustedes a Dios. Queridos hijos, ustedes saben que los amo inmensamente y que los quiero a cada uno de ustedes para mí. Pero Dios les ha dado a todos la libertad, que yo respeto con amor y a la que me someto con humildad. Deseo que ustedes, queridos hijos, colaboren a que se realice todo lo que Dios ha planeado para esta parroquia. Si ustedes no oran, no serán capaces de descubrir mi amor y los planes que Dios tiene para esta parroquia y para cada uno de ustedes. Oren, para que Satanás no los atraiga con su orgullo y su falso poder. Estoy con ustedes y deseo que crean que los amo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de diciembre de 1987
“¡Queridos hijos! Alégrense conmigo: mi Corazón se regocija a causa de Jesús, a quien quiero regalar a ustedes en este día. Deseo, queridos hijos, que cada uno de ustedes abra su corazón a Jesús y se lo daré a ustedes con amor. Deseo, queridos hijos, que Él los transforme, los instruya y los proteja. Hoy oro por cada uno de ustedes de manera especial y los presento a Dios, para que Él se revele a ustedes. Los invito a la oración sincera del corazón a fin de que su oración sea un encuentro con Dios. Pongan a Dios en el primer lugar en el trabajo y en la vida de todos los días. Hoy los invito con gran seriedad a obedecerme y a hacer todo lo que les digo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

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