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Mensajes de la santísima Virgen María Reina de la Paz, Medjugorje, Bosnia & Herzegovina


Mensajes de la santísima Virgen María Reina de la Paz, Medjugorje, Bosnia & Herzegovina dados el día 25 de cada mes a la vidente
MARIJA PAVLOVIC - LUNETTI

Año 1986

MARIJA PAVLOVIC - LUNETTI

2 de enero de 1986
“¡Queridos hijos! Los invito a decidirse completamente por Dios. Les ruego, queridos hijos, que se entreguen totalmente a Él, y así podrán vivir todo lo que les digo. No les será difícil entregarse totalmente a Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

9 de enero de 1986
“¡Queridos hijos! Los invito a que ayuden a Jesús con sus oraciones para la realización de todos los planes que Él está llevando a cabo aquí. Presenten también sus sacrificios a Jesús, para que todo suceda como Él lo ha planeado y Satanás no pueda hacer nada. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

16 de enero de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la oración. Necesito sus oraciones para que Dios sea glorificado a través de ustedes. Queridos hijos, les ruego que escuchen y vivan mi invitación materna, invitación que les hago tan solo en razón de mi amor por ustedes, a fin de poder ayudarlos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

23 de enero de 1986
“¡Queridos hijos! Los invito nuevamente a la oración con el corazón. Si oran con el corazón, queridos hijos, se derretirá el hielo en sus hermanos y desaparecerá toda barrera. La conversión será fácil para todos los que quieran acogerla. Este es un don que ustedes deben implorar para su prójimo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

30 de enero de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a todos a orar para que se realicen los planes que el Señor tiene para ustedes y todo lo que Él quiere hacer a través de ustedes. Ayuden a los demás a convertirse, especialmente a aquellos que vienen a Medjugorje. Queridos hijos, no permitan que Satanás se apodere de sus corazones y se vuelvan imágenes de Satanás y no mías. Los invito a orar para que puedan convertirse en testigos de mi presencia. Sin ustedes, el Señor no puede realizar lo que desea. Dios ha dado a cada uno la libre voluntad y ustedes disponen de ella. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

6 de febrero de 1986
“¡Queridos hijos! Esta parroquia que he elegido es una parroquia especial y se distingue de las otras. Concedo grandes gracias a todos los que oran con el corazón. Queridos hijos, doy los mensajes primero a los fieles de la parroquia y luego a todos los demás. Corresponde primero a ustedes ser los primeros en acoger los mensajes y luego a todos los demás. Ustedes serán responsables ante mí y ante mi Hijo Jesús. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

13 de febrero de 1986
“¡Queridos hijos! Esta Cuaresma debe ser para ustedes un estímulo especial para que cambien sus vidas. ¡Comiencen a hacerlo desde este momento! Apaguen la televisión y dejen de lado las diversas cosas que no les son indispensables. Queridos hijos, los invito a una conversión personal. Este tiempo es para ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

20 de febrero de 1986
“¡Queridos hijos! El segundo mensaje para los días de Cuaresma es que renueven la oración ante la Cruz. Queridos hijos, les estoy dando gracias especiales y Jesús les concede gracias especiales desde la Cruz. ¡Acójanlas y vívanlas! Mediten la Pasión de Jesús y únanse a Jesús con sus vidas. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

27 de febrero de 1986
“¡Queridos hijos! Vivan con humildad los mensajes que les doy. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

6 de marzo de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a abrirse más a Dios para que Él pueda actuar a través de ustedes. En la medida en que ustedes se abran, recogerán los frutos. Deseo invitarlos nuevamente a la oración. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

13 de marzo de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a vivir esta Cuaresma haciendo pequeños sacrificios. Gracias por cada pequeño sacrificio que me han ofrecido. Queridos hijos, en adelante vivan también así y ayúdenme con amor a ofrecer sus sacrificios a Dios. Él los recompensará. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

20 de marzo de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a ser activos en la oración. Ustedes desean vivir todo lo que les digo, pero no lo logran porque no oran. Queridos hijos, les ruego que abran sus corazones y comiencen a orar. Si lo hacen, la oración se convertirá en gozo para ustedes. La oración no será aburrida porque orarán por puro gozo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

27 de marzo de 1986
“¡Queridos hijos! Deseo agradecerles todos sus sacrificios e invitarlos al sacrificio más grande: el sacrificio del amor. Sin amor no pueden aceptarme, ni a mí ni a mi Hijo. Sin amor no pueden transmitir sus experiencias a los demás. Por eso, queridos hijos, los invito a comenzar a vivir el amor dentro de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

3 de abril de 1986
“¡Queridos hijos! Deseo invitarlos a vivir la Santa Misa. Muchos de ustedes han experimentado la belleza de la Santa Misa, pero también hay quienes no vienen de buena gana. Yo los he elegido, queridos hijos, y Jesús les da Sus gracias en la Santa Misa. Por eso, vivan conscientemente la Santa Misa y que cada venida los llene de alegría. Acudan con amor y acojan con amor la Santa Misa. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

10 de abril de 1986
“¡Queridos hijos! Deseo invitarlos a crecer en el amor. Una flor no puede crecer normalmente sin agua. De igual modo, queridos hijos, tampoco ustedes pueden crecer sin la bendición de Dios. Día a día deben pedir la bendición para poder crecer normalmente y poder hacer sus tareas con Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

17 de abril de 1986
“¡Queridos hijos! Ustedes están preocupados por las cosas materiales y pierden, por causa de lo material, todo lo que Dios les quiere dar. Los invito, queridos hijos, a pedir los dones del Espíritu Santo que en este momento les son necesarios para poder dar testimonio de mi presencia aquí y de todo lo que les doy. Queridos hijos, abandónense totalmente en mí para que los pueda guiar en todo. Despreocúpense de las cosas materiales. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

24 de abril de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a que oren. Queridos hijos, ustedes olvidan que todos ustedes son importantes, especialmente los ancianos de la familia: anímenlos a orar. Todos los jóvenes deben ser un ejemplo con la propia vida para los demás y dar testimonio de Jesús. Les ruego, queridos hijos, que comiencen a cambiar ustedes mismos por medio de la oración, y entonces sabrán lo que deben hacer. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

1 de mayo de 1986
“¡Queridos hijos! Les pido que comiencen a cambiar la vida en sus familias. Que la familia sea una flor armoniosa que yo deseo ofrecer a Jesús. Queridos hijos, que cada familia sea activa en la oración. Deseo que un día se vean los frutos en la familia. Solamente así podré ofrecerlos a todos como pétalos a Jesús para la realización de los planes de Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

8 de mayo de 1986
“¡Queridos hijos! Ustedes son los responsables de los mensajes. Aquí se encuentra la fuente de la gracia y ustedes, queridos hijos, son las vasijas que transmiten esos dones. Por eso, queridos hijos, los invito a cumplir este servicio con responsabilidad. Cada uno responderá en la medida de su propia capacidad. Queridos hijos, los invito a entregar con amor los dones a los demás y a no conservarlos para ustedes mismos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

15 de mayo de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a que me entreguen su corazón para que yo pueda cambiarlo y hacerlo semejante a mi Corazón. Ustedes, queridos hijos, se preguntan por qué no pueden hacer lo que les pido. No pueden porque no me han entregado su corazón para que yo lo cambie. Ustedes hablan, pero no lo hacen. Los invito a hacer todo lo que les digo, de esa manera, yo estaré con ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

22 de mayo de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy deseo darles mi amor. Ustedes no saben, queridos hijos, cuán grande es mi amor y no saben acogerlo. De diversas maneras se los quiero manifestar, pero ustedes, queridos hijos, no lo reconocen. Ustedes no comprenden mis palabras con el corazón, y, por eso, tampoco entienden mi amor. Queridos hijos, acéptenme en sus vidas y así podrán aceptar todo lo que les digo y todo aquello a lo que los invito. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

29 de mayo de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a vivir en su vida el amor a Dios y al prójimo. Sin amor, queridos hijos, no pueden hacer nada. Por eso, hijitos, los invito a vivir el amor mutuo. Solo así podrán amarme y aceptarme, y amar y aceptar a todos los que vengan a su parroquia. Todos experimentarán mi amor a través de ustedes. Por eso les ruego, queridos hijos, que comiencen hoy mismo a amar con un amor ardiente, amor con el que yo los amo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

5 de junio de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a que se decidan a vivir los mensajes que les doy. Deseo que sean activos en vivir y comunicar los mensajes. De modo especial, queridos hijos, deseo que todos sean un reflejo de Jesús que ilumine a este mundo infiel que camina en tinieblas. Deseo que todos sean luz para todos y que den testimonio en la luz. Queridos hijos, ustedes no han sido llamados a las tinieblas, sino a la luz. Por lo tanto, sean luz con su vida. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

12 de junio de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a que comiencen a rezar el Rosario con fe viva. De este modo podré ayudarlos. Ustedes, queridos hijos, desean recibir gracias, pero no oran. No puedo ayudarlos porque ustedes no se deciden a actuar. Queridos hijos, los invito a rezar el Rosario, y que el Rosario sea para ustedes una obligación que cumplirán con alegría. Así comprenderán porque he permanecido tanto tiempo con ustedes. Deseo enseñarles a orar. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

19 de junio de 1986
“¡Queridos hijos! En estos días el Señor me ha permitido obtenerles muchas gracias. Por eso, queridos hijos, deseo invitarlos nuevamente a la oración. Oren sin cesar y así les daré el gozo que el Señor me da a mí. Con estas gracias, queridos hijos, deseo que sus sufrimientos se conviertan en gozo. Soy su Madre y deseo ayudarlos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

26 de junio de 1986
“¡Queridos hijos! El Señor me ha permitido construir junto a Él este oasis de paz. Deseo invitarlos a conservarlo siempre puro. Hay algunos que con su desinterés destruyen la paz y la oración. Los invito a dar testimonio y a colaborar con sus vidas a conservar la paz. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

3 de julio de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a todos a la oración. Queridos hijos, sin la oración no pueden sentir a Dios ni a mí, ni las gracias que les concedo. Por eso, los invito a que comiencen y terminen el día con la oración. Queridos hijos, deseo conducirlos día a día cada vez más a la oración, pero ustedes no pueden crecer porque no lo desean. Los invito, hijitos, a poner siempre en primer lugar la oración. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

10 de julio de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a la santidad. Sin santidad, ustedes no pueden vivir. Por eso, con el amor, venzan todo pecado y, con el amor, superen todas las dificultades que se les presenten. Queridos hijos, les ruego que vivan el amor en sus corazones. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

17 de julio de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy los invito a que mediten por qué estoy tanto tiempo con ustedes. Yo soy la Mediadora entre ustedes y Dios. Por eso, queridos hijos, los invito a vivir siempre como Dios lo desea. Queridos hijos, en su humildad, vivan todos los mensajes que les doy. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

24 de julio de 1986
“¡Queridos hijos! Estoy alegre por todos los que se encuentran en el camino de la santidad, y les pido que ayuden con su testimonio a todos los que no saben vivir en santidad. Por eso, queridos hijos, que su familia sea el lugar donde nazca la santidad. Ayuden a todos a vivir la santidad, especialmente en sus familias. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

31 de julio de 1986
“¡Queridos hijos! El odio engendra discordia y no ve nada ni a nadie. Los invito a llevar siempre la paz y la concordia. Especialmente, queridos hijos, actúen con amor en el lugar donde viven. Que el amor sea siempre su único medio. Con el amor conviertan en bien todo lo que Satanás quiere destruir y usurpar. Solamente así serán completamente míos y yo podré ayudarlos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

7 de agosto de 1986
“¡Queridos hijos! Ustedes saben que les he prometido un oasis de paz, pero no saben que junto al oasis está el desierto, donde Satanás acecha y desea tentar a cada uno de ustedes. Queridos hijos, solamente con la oración podrán vencer toda influencia de Satanás en el lugar donde viven. Estoy con ustedes, pero no puedo privarlos de su libertad. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

14 de agosto de 1986
“¡Queridos hijos! Los invito a que la oración sea para ustedes un encuentro gozoso con el Señor. No puedo guiarlos hasta que ustedes mismos no sientan gozo en la oración. Deseo guiarlos día tras día cada vez más a la oración, pero no deseo obligarlos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

21 de agosto de 1986
“¡Queridos hijos! Les agradezco el amor que me demuestran. Ustedes saben, queridos hijos, que los amo inmensamente y que cada día oro al Señor para que los ayude a comprender el amor que yo les manifiesto. Por eso, queridos hijos: ¡oren, oren, oren!  ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

28 de agosto de 1986
“¡Queridos hijos! Los invito a ser modelo para los demás en todo, especialmente en la oración y en el testimonio. Queridos hijos, yo no puedo ayudar al mundo sin ustedes. Deseo que colaboren conmigo en todo, aun en las cosas más pequeñas. Por eso, queridos hijos, ayúdenme de modo que su oración sea del corazón, y abandónense totalmente en mí. Así podré instruirlos y guiarlos en este camino que he comenzado con ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

4 de septiembre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la oración y al ayuno. Sepan, queridos hijos, que con su ayuda puedo hacerlo todo y obligar a Satanás a que no siga instigando a nadie al mal y a que se aleje de este lugar. Queridos hijos, Satanás está al acecho de cada uno de ustedes. Quiere sobre todo perturbar a cada uno en las cosas cotidianas. Por eso, queridos hijos, los invito a hacer que cada uno de sus días sea solo de oración y de total entrega a Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

11 de septiembre de 1986
“¡Queridos hijos! En estos días en que con mucha alegría celebran la Fiesta de la Cruz, yo deseo que también para ustedes su cruz se transforme en alegría. De modo especial, queridos hijos, oren para poder aceptar con amor las enfermedades y los sufrimientos, tal como Jesús los aceptó. Solo así podré darles con alegría las gracias y curaciones que Jesús me concede. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

18 de septiembre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy les agradezco todo lo que en estos días han hecho por mí. Y en particular, queridos hijos, les agradezco en nombre de Jesús los sacrificios ofrecidos la semana pasada. Queridos hijos, olvidan que yo espero de ustedes sacrificios para ayudarlos y para alejar a Satanás de ustedes. Por eso, los exhorto nuevamente a ofrecer sacrificios con especial reverencia hacia Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de septiembre de 1986
“¡Queridos hijos! Los invito a que ustedes con su paz ayuden a que otros la vean y comiencen a buscarla. Ustedes, queridos hijos, viven en la paz y no pueden comprender lo que significa no tenerla. Por eso, los invito a ayudar, con su oración y con su vida, a destruir cualquier mal que haya en las personas y a descubrir el engaño del que se sirve Satanás. Oren para que la verdad prevalezca en todos los corazones. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

2 de octubre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a orar. Ustedes, queridos hijos, no pueden comprender cuán grande es el valor de la oración, hasta que no se digan a ustedes mismos: ¡Ahora es tiempo de orar! ¡En este momento nada más es importante para mí! ¡En este momento no hay nadie más importante para mí sino Dios! Queridos hijos, conságrense a la oración con amor particular y así Dios podrá recompensarlos con Sus gracias. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

9 de octubre de 1986
“¡Queridos hijos! Ustedes saben que deseo conducirlos por el camino de la santidad, pero no deseo obligarlos a ser santos por la fuerza. Deseo que cada uno de ustedes se ayude a sí mismo y me ayude a mí mediante pequeños sacrificios personales, de manera que pueda guiarlos a estar cada día más cerca de la santidad. Por eso, queridos hijos, no deseo obligarlos a vivir mis mensajes, pero este largo tiempo que he permanecido con ustedes es señal de que los amo inmensamente y de que deseo que cada uno de ustedes sea santo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

16 de octubre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy deseo mostrarles cuánto los amo. Pero me duele no poder ayudar a cada uno de ustedes a comprender mi amor. Por lo tanto, queridos hijos, los invito a la oración y al abandono total en Dios, porque Satanás quiere alejarlos de Dios por medio de las cosas cotidianas y tomar el primer lugar en sus vidas. Por eso, queridos hijos, oren sin cesar. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

23 de octubre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a la oración. De un modo especial, queridos hijos, los invito a que oren por la paz. Queridos hijos, sin sus oraciones no puedo ayudarlos a realizar el mensaje que el Señor me ha dado para ustedes. Por lo tanto, queridos hijos, oren para que en la oración ustedes lleguen a conocer la paz que Dios les da. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

30 de octubre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy deseo invitarlos a tomar con seriedad y a cumplir los mensajes que les doy. Queridos hijos, es por ustedes que he permanecido tanto tiempo aquí, con el fin de ayudarlos a poner en práctica todos los mensajes que les doy. Por eso, queridos hijos, por amor a mí, cumplan todos los mensajes que les doy. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

6 de noviembre de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy deseo invitarlos a orar día tras día por las almas del Purgatorio. Toda alma necesita la oración y la gracia para llegar a Dios y al amor de Dios. Con esto, queridos hijos, también ustedes obtendrán nuevos intercesores que los ayudarán en la vida a comprender que las cosas de la tierra no son importantes, sino que solo el Cielo es la meta a la que deben tender. Por eso, queridos hijos, oren sin cesar para que puedan ayudarse a ustedes mismos y también a los otros, a quienes sus oraciones proporcionarán alegría. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

13 de noviembre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a todos a orar con todo el corazón y a cambiar su vida día a día. Los invito especialmente, queridos hijos, a comenzar a vivir en santidad con sus oraciones y sacrificios, porque deseo que cada uno de ustedes que haya estado en esta fuente de la gracia, llegue al Paraíso con un don especial que me entregará a mí, el don de la santidad. Por eso, queridos hijos, oren y cambien día a día su vida para que lleguen a ser santos, yo estaré siempre cerca de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

20 de noviembre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a vivir y a seguir con amor especial todos los mensajes que les doy. Queridos hijos, Dios no quiere que ustedes sean tibios e indecisos, sino que se abandonen totalmente en Él. Ustedes saben que los amo y que ardo de amor por ustedes. Por eso, queridos hijos, decídanse ustedes también por el amor para que también ardan de amor y conozcan día a día el amor de Dios. Queridos hijos, decídanse por el amor, para que el amor reine en todos ustedes, pero no el amor humano, sino el amor divino. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

27 de noviembre de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy también los invito a consagrar su vida a mí con amor, para que los pueda guiar con amor. Los amo, queridos hijos, con un amor especial, y deseo conducirlos a todos al Cielo, a Dios. Deseo que comprendan que esta vida dura poco en comparación con la del Cielo. Por eso, queridos hijos, decídanse hoy nuevamente por Dios. Solo así podré mostrarles cuánto los amo y cuánto deseo que todos se salven y estén conmigo en el Cielo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

4 de diciembre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy los invito a preparar sus corazones para estos días en que el Señor desea purificarlos, especialmente de todos los pecados de su pasado. Ustedes, queridos hijos, no pueden hacerlo por sí mismos, por eso estoy aquí para ayudarlos. Oren, queridos hijos, solo así podrán conocer todo el mal que hay en ustedes y entregarlo al Señor a fin de que Él pueda purificar totalmente sus corazones. Por eso, queridos hijos, oren sin cesar y preparen sus corazones con la penitencia y el ayuno. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

11 de diciembre de 1986
“¡Queridos hijos! Los invito a orar de manera especial en este tiempo, para que estén en condiciones de experimentar el gozo del encuentro con Jesús recién nacido. Queridos hijos, deseo que ustedes vivan estos días con gozo, como yo los vivo. Deseo guiarlos con alegría y mostrarles el gozo al que deseo conducir a cada uno de ustedes. Por eso, queridos hijos, oren y abandónense totalmente en mí. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

18 de diciembre de 1986
“¡Queridos hijos! Hoy deseo invitarlos nuevamente a la oración. Cuando ustedes oran, son mucho más hermosos, son como las flores que después de la nieve muestran toda su belleza y cuyos colores se vuelven indescriptibles. Así también ustedes, queridos hijos, después de la oración, muestran a Dios aquella belleza por la que Él se complace en ustedes. Por eso, queridos hijos, oren y abran su interior al Señor para que Él haga de ustedes una flor bella y armoniosa para el Paraíso. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

25 de diciembre de 1986
“¡Queridos hijos! También hoy doy gracias al Señor por todo lo que está haciendo por mí, y de modo especial, por el don de poder estar también hoy con ustedes. Queridos hijos, estos son días en los que el Padre ofrece gracias particulares a todos aquellos que le abren el corazón. Los bendigo y deseo que también ustedes, queridos hijos, conozcan las gracias de Dios y pongan todo a disposición de Dios para que Él sea glorificado a través de ustedes. Mi Corazón sigue atentamente cada uno de sus pasos. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

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